Durante el desarrollo del taller de ahorro energético y autoconsumo realizado el 7 de marzo en AINIA centro tecnológico (Valencia) hemos tenido un debate interesantísimo con los trabajadores y trabajadoras. Queremos compartir con vosotros una pregunta interesantísima que se ha hecho en la primera parte de la exposición sobre el mercado eléctrico.

¿Por qué las energías renovables entran en el mercado a precio cero? ¿Es que no tienen costes de amortización de las instalaciones?

Es tan complicado (o tan sencillo) como que al ser una subasta donde los productores ofrecen su energía de acuerdo a una estimación previa de la demanda, se empieza poniendo un precio cero a las tecnologías de producción que, o bien ya han amortizado sus inversiones (como podría ser la hidráulica y la nuclear en España), o bien no tienen costes fijos (como las renovables, recordemos que todavía el viento y el sol no nos cobran su trabajo de existir).

Primero presentan a la subasta las energías que quieren incluir sí o sí en el mix energético de ese día, y luego, para completar la demanda necesaria, ya entran las ofertas del resto de tecnologías con mayor coste, generalmente gas y por último carbón. Naturalmente las compañías productoras saben que el precio que recibirán por cualquier kilovatio vendido, será el de la última tecnología que interviene en el pool. Es decir, el mercado marginalista, que es el que rige la fijación de precios en nuestro país, termina pagando el precio más caro a cualquier tecnología que intervenga en el suministro energético necesario.

Un ejemplo práctico para quien no esté muy ducho (ni tenga ganas de estarlo) en todos estos términos del mercado eléctrico:

Si cuatro amigos vamos a un bar, y uno pide un vaso de agua, otro un café, otro un zumo de piña, y el último una copa de Don Pérignon… todos acabarán pagando los doce euros de la copa que pidió el último. Aquí pasa igual, aunque las renovables oferten a precio cero, saben que acabarán cobrando a precio de la tecnología más cara de la subasta, negocio redondo para algunos y el opuesto para los usuarios.

Esta es una muestra del interesantísimo debate que hemos generado esta semana con el taller de ahorro energético en AINIA, un centro tecnológico constituido en 1987 como asociación privada sin fines lucrativos. Con más de 25 años de experiencia en I+D+i alimentaria, trabajamos para impulsar la competitividad de las empresas a través de la innovación. AINIA es uno de los centros tecnológicos europeos con mayor base social empresarial, con más de 700 empresas asociadas y 1.300 clientes.

El taller de ahorro energético trabaja de manera práctica con los alumnos las distintas alternativas para reducir el uso y gasto energético en el hogar. Se desarrollan conceptos como eficiencia y eficacia energética, hábitos de ahorro energético, la factura eléctrica, etc.

Si estás interesado en tener más información, haz clic aquí y escríbenos!

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