El verano de 2017 será recordado como uno de los más calurosos de la história. De hecho, han sido norma durante los meses de verano los avisos de calor extremo y las alertas naranja de altas temperaturas.
Estas altas temperaturas han llevado a un incremento de demanda eléctrica debido a la utilización de la climatización. Esto, unido a la falta de precipitaciones y por consiguiente, la baja producción de la energía hidroeléctrica, ha conllevado un aumento del 20% en el precio de la energía los días de más demanda. Esto ha empeorado la emisión de CO2, dado que se utilizaron tanto ciclos combinados como carbón para suplementar la demanda.
Mayor cantidad de CO2 a la atmosfera, aumenta las temperaturas, que a su vez demanda más energía para la climatización, etc… Es un círculo vicioso en el que la actual estructura de las grandes eléctricas nos tienen presos.
Pero esto no va a durar mucho, a pesar de las trabas administrativas, la desinformación y la campaña del miedo hacia el autoconsumo, la fotovoltaica y el autoconsumo se impondrán.
La tendencia global de la fotovoltaica
Las energías renovables han sido vistas durante mucho tiempo como una alternativa deseada por su contenido sostenible, fundamentalmente por la falta de emisiones. Es decir, se desarrollaban en países con economías desarrolladas, como elemento de compra responsable de energía. Ahora la tendencia para su uso pasa a ser otra. Los países que más rápidamente están apostando por la tecnología fotovoltaica no lo hacen con criterios ecológicos, sino por mera economía.
Países donde la potencia construida no es tan elevada, y tienen necesidad de crecer su producción energética, tienden a la fotovoltaica. En adjudicaciones internacionales en Méjico o Chile hablamos de entre 20-30 Euros el Megavatio. En España el coste medio es en torno a 50 Euros. Parece mas que razonable optar por la fotovoltaica.
La fotovoltaica en España
Como se argumentó en un post anterior, la disrupción tecnológica se acaba imponiendo, de la misma forma que ocurrió con la industria musical, que ha tenido que adaptarse a internet para poder sobrevivir.
A esto se le suma el autoconsumo, que sin lugar a dudas va a ser un gran disruptor del mercado eléctrico. Esto va a ir acompañado de una gestión inteligente de la red eléctrica, que es en definitiva la mejor manera de gestionar la energía. Una polítca coherente seria la de avanzar hacia el salvo energético neto en el autoconsumo, para poder incentivar la instalacion de paneles solares en los hogares.
En España el 17 % de la energía se pierde en el suministro, con una red enfocada al autoconsumo este número se reduciría, porque pasamos de grandes centros de producción que tienen un gran impacto, a una red más flexible de generación distribuida y gestión inteligente de los excedentes.
Tenemos el ejemplo de Portugal, con el saldo energético neto, y facilidades adminsitrativas para el autoconsumo. Con voluntad política, este es un cambio que nuestra red eléctrica podría gestionar dado que a partir de 2018 los contadores digitales serán obligatorios en todos los puntos de conexión. En resumen: La fotovoltaica se va a imponer por su competitividad y la seguridad energética que ofrece. A pesar de la oposición de las grandes electricas, y algunos partidos políticos, es solo cuestión de tiempo que esto suceda y consigamos una mejor soberania energética.