Las olas de frío durante los meses de invierno disparan el consumo de energía eléctrica y, como consecuencia, el precio en el mercado para el consumidor. En España, se han llegado a superar en los días de mayor demanda los 100 euros por MW, mientras que en un país como Alemania, el coste ronda la mitad. La razón de esa gran diferencia es que, a pesar de que es un país que no disfruta de nuestras condiciones y recursos naturales y que alcanza temperaturas mínimas más acentuadas, cuenta con un mayor parque instalado y una mayor contribución al mix energético de las renovables.
España, en general, y la Comunitat Valenciana, en particular, han sufrido el impacto de políticas a nivel nacional y autonómico en materia de renovables que han supuesto la práctica paralización de proyectos de inversión en los últimos ejercicios. En este contexto, pasamos de liderar la transición y desarrollo tecnológico en este ámbito a quedarnos en las últimas posiciones en cuanto a capacidad instalada por habitante. El ejercicio 2018 empieza con buenas expectativas. El Gobierno central reactivó, el año pasado, las nuevos desarrollos en este sector, con licitaciones por un total de 8.000 MW en toda España, y la Generalitat Valenciana ha abordado, por fin, el desbloqueo del plan eólico, del que aún quedan algunos flecos pendientes de cerrar. Ante este giro estratégico y normativo, los promotores e inversores han vuelto a mostrar su interés por posicionarse en la Comunitat, una de las más atractivas por sus condiciones geográficas y climatológicas.
Por primera vez desde 2012, se están construyendo grandes parques fotovoltaicos en la región. El primero en romper el hielo ha sido el presidente de la Asociación Valenciana de Empresas de Energía (Avaesen), Marcos Lacruz, que inició, en 2017, las obras de un proyecto con 13.000 módulos solares, con capacidad para generar 4 MW, en Villena. La previsión es que esté operativo este verano y la firma de Lacruz está analizando otras posibles ubicaciones para abordar más desarrollos. Al tiempo, varias compañías de referencia, como IM2 o Grupotec, están tramitando ya planes propios en la región, en diferentes fases.
En el transfondo de este cambio de rumbo, está no solo el compromiso con un nuevo modelo energético, requerido por parte de ciudadanos y empresas, sino, también, la presión de la Comisión Europea para cumplir los objetivos 20/20 de renovables. Su nivel actual de aportación al consumo energético en España ronda ahora el 16 por ciento, por lo que el tiempo juega en contra. Además, a partir de 2021, habrá 181.000 millones de euros de fondos europeos para tecnologías limpias al año.
La Comisión Europea urge a cumplir los objetivos 20/20 de renovables
Aunque las empresas de la Comunitat Valenciana han paralizado su actividad interna en los últimos ejercicios, han trabajado en el desarrollo de tecnologías y proyectos de vanguardia, que han exportado por todo el mundo. Esto ha propiciado que el coste de las tecnologías, uno de los principales hándicap para la implantación de las renovables, haya descendido en torno al 80 por ciento en los últimos seis años, gracias a la mejora de sistemas y procesos. Se sitúan, así, en un nivel que garantiza que, actualmente, las energías renovables puedan competir directamente con cualquier otra en la red, sin necesidad de subvenciones ni primas e, incluso, en la mayoría de los casos, con un coste más reducido.
Para consolidar esta recuperación, el sector reclama, también, la necesidad de revisar los trámites y procesos burocráticos, que suponen una dilación en el tiempo que resta atractivo al mercado español frente a otros competidores directos, como Portugal, y provoca un desvío de inversiones.
La Conselleria de Economía Sostenible ha situado la transición energética como uno de los ejes de su política desde el principio de la legislatura. El desbloqueo de los proyectos solares y del plan eólico supone la apertura de líneas paralizadas durante muchos años. El sector urge a consolidar este nuevo contexto para no perder el tren del liderazgo tecnológico y la eficiencia.