Analizar y entender las pautas de consumo energético propias y las prácticas de las compañías suministradoras -de luz, gas y agua- permiten al consumidor adoptar medidas que pueden traducirse en ahorros anuales en la factura de entre 200 y 300 euros de media, según diferentes estudios y experiencias prácticas -como la llevada a cabo en el mes de diciembre por Aeioluz en colaboración con el Ayuntamiento de Valencia, la Oficina Verde, que dio atención a 131 familias-. Experiencias que demuestran que la concienciación y la formación pueden contribuir a paliar la incidencia de la pobreza energética.

Entendida como la incapacidad de un hogar de cubrir el coste de los servicios de energía mínimos para satisfacer sus necesidades básicas de energía o verse obligado a destinar una excesiva parte de los ingresos de la unidad familiar para poder afrontarlos, detrayéndolos de otros usos prioritarios, la pobreza energética afecta ya a entre cuatro y siete millones de personas en España, según las diferentes fuentes. Las consecuencias son especialmente graves en los meses de invierno: entre el 9% y el 11% de las familias son incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada. La peligrosa combinación de la crisis económica, la precariedad laboral, la continuada subida de costes de la energía en España -de alrededor de 70 por ciento acumulado en la última década- y un parque de viviendas con antigüedad media elevada y poco eficientes desde el punto de vista energético han derivado en una situación con incidencia directa no solo en la calidad de vida diaria, sino en la salud -se estima que provoca entre 2.000 y 7.000 muertes al año-, el rendimiento escolar y la integración social de las personas que la padecen.

Si bien es cierto que las competencias en la definición de un marco y la adopción de medidas con gran impacto que permitan luchar contra este tipo de pobreza corresponde a las Administraciones públicas, tanto a nivel europeo, como nacional, autonómico y municipal -entre ellas, la articulación de ayudas directas y de otro tipo de subvenciones o financiación, la reducción de precios máximos y tarifas fijas, así como de los impuestos o planes de rehabilitación de edificios que mejoren la eficiencia energética-, cada persona puede aplicar en su hogar sencillas prácticas que contribuyan a rebajar el importe final de su factura y reducir su vulnerabilidad.

 

pobreza energética

Algunas de ellas son:

1.Reducir la potencia eléctrica contratada: Este concepto supone casi el 40% del coste del recibo. Únicamente obligará a planificar y racionalizar el uso de los electrodomésticos.

2.Revisar la tarifa eléctrica: Las compañías energéticas ofrecen, actualmente, diferentes opciones que permiten reducir el coste total, como las de discriminación horaria.

3.Mantener una temperatura interior estable, tanto en verano -entre 24 y 27 grados- como en invierno -entre 18 y 21 grados-. Cada grado de diferencia supondrá entre un 5% y un 8% más de coste. La regulación de la temperatura de la nevera también ayudará a evitar subidas en consumo por fuertes oscilaciones.

4.Optimizar el uso de los electrodomésticos: Encender el lavavajillas y la lavadora solo cuando estén a plena capacidad. Evitar dejar abiertas mucho tiempo las puertas de la nevera o del horno.

5.Utilizar bombillas de bajo consumo o led. Aunque el coste inicial es más alto, tienen una duración ocho veces mayor y consumen un 80 por ciento menos.

6.En el caso de la cocina, una placa de inducción gasta un 20% menos que una convencional.

7.Revisar bien las juntas de puertas y ventanas, para evitar filtraciones, y cerrar de noche persianas y cortinas.

8.Emplear alfombras y cortinas puede ayudar a reducir hasta un 25% el consumo energético, al actuar directamente sobre puntos de frío de la casa.

9.Evitar cubrir radiadores, estufas y otros sistemas de calor o frío.

10.Asegurarnos de que todos los aparatos eléctricos que no se están utilizando estén efectivamente desconectados.

Si a pesar de aplicar todas las medidas a su alcance, se encuentra en dificultades o imposibilitado para poder asumir el coste energético de su hogar, compruebe si reúne las condiciones para poder acceder al bono social. En este artículo, le explicamos la nueva normativa que entra en vigor en abril de 2018.

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