Una de las consecuencias de la crisis económica ha sido el más que significativo aumento de la pobreza energética. Según la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), más de tres millones de personas retrasaron el pago de las facturas de la luz y 5,1 millones de personas en España no pueden mantener una temperatura adecuada en sus viviendas en invierno, una cifra que se ha incrementado un 22% en tan solo dos años. Además, un 7% de los hogares españoles apenas tienen con qué vivir una vez han pagado los gastos de hogar y de energía.
Ante estos datos, urge tomar medidas para erradicar la pobreza energética. Ya no solo para mejorar la calidad de vida de estas personas, sino también para que puedan cubrir sus necesidades básicas y evitar muertes prematuras y problemas de salud. Desde Aeioluz lanzamos este decálogo de acciones:
- Reformular el bono social para adaptarlo a la realidad de los consumidores vulnerables.
- Prohibir los cortes de suministro con cambios legislativos a las familias con problemas económicos.
- Ampliar el acceso a fondos de ayuda para las situaciones más vulnerables.
- Aplicación del IVA súper reducido a la electricidad, pasando del 21% actual al 4% por ser un servicio esencial.
- Garantizar un consumo energético mínimo para todos los hogares.
- Impulsar la rehabilitación energética de viviendas y edificios. Así no solo se consigue reducir los costes actuales, sino que es una medida preventiva para reducir la vulnerabilidad futura.
- Cambio en las políticas energéticas, abordando una profunda reforma del mercado eléctrico por la que se fijen los precios en función del coste real de la generación de electricidad.
- Fomentar programas de formación en temas de hábitos de consumo y eficiencia energética.
- Potenciar la labor de los Servicios Sociales de comunidades autónomas y ayuntamientos para que puedan hacer un seguimiento de las situaciones vulnerables e incoar las acciones oportunas.
- Analizar las actuaciones de éxito en otros países y ver cómo se pueden aplicar aquí. Por ejemplo, en Grecia, la Ley de Autoconsumo Virtual permite a los Ayuntamientos instalar energías renovables en los tejados de sus edificios e intercambiar la electricidad limpia que se produce para su consumo. Esa energía también se utiliza para abastecer a los hogares con pobreza energética. Y en Alemania, en Chipre o en California potenciar o subvencionar el autoconsumo compartido (a modo de cooperativas de ciudadanos con instalaciones para fotovoltaica, por ejemplo) ayuda a reducir el riesgo de pobreza energética. Además de incrementar el consumo de energías renovables.
- Todas estas medidas tendría que formar parte de un Plan Integral contra la Pobreza Energética que, a partir de un diagnóstico de situación, que identifique con claridad la figura del consumidor vulnerable, introduzca medidas preventivas y paliativas. Ese Plan debería integrar y coordinar a todas las administraciones, tanto local como autonómica y nacional, para poder políticas coherentes y efectivas que integren soluciones a nivel correctivo, pero también preventivo. Erradicar la pobreza energética es erradicar una desigualdad social y económica que afecta a la salud y el bienestar de los ciudadanos.
Este es el reto de Aeioluz para acabar con la pobreta energética. ¿Nos ayudas?