Por Salva Moncayo
Activista por la transición Energética.
Socio Fundador.

Hace ya tiempo oí al señor Pep Puig (@peppuigiboix) explicar en una de sus interesantes exposiciones, que el léxico que utilizamos a la hora de comunicar cualquier cosa, y en especial cualquier asunto relacionado con la energía, que es el mundillo en el que nos movemos, es capital para que esa comunicación sea más precisa. Para que llegue más al destinatario. Para acabar contando un asunto y que se entienda lo que uno quiere decir y la idea no esté contaminada con lo que quieren contar otras si utilizamos sus definiciones.

A partir de esta idea, las palabras que nos acompañan en cada discurso han de ser seleccionadas con esmero. Y en este artículo quiero valorar varias que están ahora en la agenda política.

DECRECIMIENTO.
(RAE: disminución, merma.)

¡Uy, qué miedo da!

El punto de equilibrio del Planeta nos lo empezamos a saltar en la década de los 70 y gracias a la eficiencia que conseguimos con los avances tecnológicos actuales, no debería ser complicado vivir dignamente con menos. En 1975 no se vivía en cavernas, que yo ya había nacido y lo sé. Si todas las personas estamos de acuerdo en que este ritmo en el uso de materiales y energía, y de generación de residuos, no se puede mantener mucho tiempo, ¿a qué esperamos?

 

COLAPSO.
(RAE: Destrucción, ruina de una institución, sistema, estructura, etc.)

¡Más miedito todavía!

La información que vamos teniendo de fuentes contrastadas (principalmente los informes periódicos del IPCC) nos dicen que hemos sobrepasado ya varios de los indicadores del Planeta que nos pusimos como referencia para controlar la situación, y esto nos va a llevar a escenarios extremos sin retorno. Es innegable que estamos en emergencia climática (y otras varias). Pero de momento cada mañana sale el Sol y tenemos que seguir disfrutándolo. Recordemos que el Sol es la única Solución Solvente y Solidaria según nos ha dicho Joaquín Araujo (@joaquinaraujo) . Y yo me lo creo porque comparto sus argumentos. No solamente por el respeto y confianza que me merece su trayectoria y su persona.

 

COMPARTIR. (RAE: Dicho de una persona: Hacer a otra partícipe de algo que es suyo.)

¡¡Eureka!!

Se configura como una de las claves que nos han de acercar a esta adaptación a lo que tenga que venir. La globalización de la información y el conocimiento ha sido revolucionaria, pero la misma globalización de los recursos nos ha traído hasta donde estamos. Tenemos que volver a compartir muchas cosas, y además la ilusión de poder hacerlo. Volver a hacer tribu. Cuanto antes empecemos a hacerlo, más acostumbrados estaremos cuando no haya alternativa. Y si no llega ese día, pues estaremos haciendo justicia con el sur global que todavía no disfruta del engañoso individualismo en el que nos encontramos. Compartir la energía es piedra angular en el contexto en que vivimos.

 

HACER. (RAE: Producir algo, darle el primer ser. Ejecutar, poner por obra una acción o trabajo.)

¡¡Esto es!!

¿No os pasa a veces que procrastinamos mucho una cosa que tenemos que hacer y luego nos ponemos a ello, después de días (meses?) de darle vueltas, y lo tenemos resuelto en menos de una hora de trabajo? HACER es mi verbo favorito, muy reñido con COMPARTIR (y con AMAR, pero esto es otro texto…) y es muy importante que nos pongamos a trabajar sin más demora. Sin más parálisis por análisis. No nos hacen falta más estudios sesudos que nos informen del índice de pobreza energética. Si está en torno al 23% o al 25%. Necesitamos formalizar que el Derecho a la Energía existe y dedicar recursos en tiempo, dinero y personas para ayudar a todas las familias que han visto multiplicar sus facturas energéticas sin variar sus hábitos de consumo, quizás más bien hacia el ahorro. ¡Gasto menos y pago más! ¿Aquí qué pasa? Hay que hacer ya una campaña masiva de información para que todo el mundo sepa que una de las soluciones es producir (compartiendo) nuestra propia energía. A todos los niveles. Partiendo de que el ahorro y la eficiencia son el primer paso.

En AeioLuz nos dedicamos a esto último, HACER,
con lo primero presente, DECRECER.

 

Somos activistas profesionalizados que nos dimos cuenta que el negocio de la energía ya no debería ser negocio (bueno, algunos todavía ganan miles de millones de euros con ella…) y que la generación verdadera de valor está en aprender a usarla con criterios de ahorro y eficiencia. Aprender y enseñar que la energía más ecológica y menos contaminante es la que no se produce. Ayudar a entenderla a familias vulnerables que cada vez más están sufriendo este sin sentido de lo que llaman mercado, que permite que mientras hay personas que tienen que decidir entre comer y pagar la factura de la luz o el gas, haya empresas que multiplican sus beneficios vendiendo el mismo producto, sin pudor. Transmitir que generar comunidad para obtener lo suficiente, con criterios de reparto justo y teniendo claro el valor de los cuidados entre personas es el camino que tenemos por recorrer. Vivir bien con menos no solamente no debe ser un colapso, debemos normalizarlo y ver que realmente es una oportunidad para revertir la crisis en la que actualmente nos movemos.

Recientemente hemos compartido tres fantásticos días en la Escuela que Som Energia ha celebrado en la UJI de Castellón. El título del encuentro ha sido “Decrecimiento para la transformación energética” y os puedo asegurar que nadie ha salido de luto del evento. Aunque este artículo estaba ya rondando mi cabeza, he acabado de darle forma con todo lo compartido con ponentes y escuchantes, con todas las participantes. En mi cabeza se ha consolidado todavía más la sensación de que tenemos que construir entre todas el mundo que queremos vivir. Que hay una mayoría silenciosa que quiere evolucionar hacia un modelo distinto más centrado en lo inmaterial. Que formar parte de ese colectivo nos da la energía necesaria para abordar con éxito el reto que supone la emergencia social, energética, climática y medioambiental que vivimos. Que trabajar en equipo es lo que hay que HACER.

Ahora habrá varios perfiles entre los lectores del artículo. Los que buscarán en sus profundidades para encontrar el 10% de discrepancia y así discutirlo con (su) rigor. Los que comparten su esencia y se remangarán para sumar en su barrio una nueva acción, una nueva propuesta que mejore la vida en comunidad de su gente.

Llámalo decrecimiento o colapso.
Llámalo transición u oportunidad.
Llámalo como quieras.
Llámalo X pero comparte y actúa.

Enhebra la aguja del progreso hacia un mundo mejor con menos.

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